lunes, 10 de marzo de 2014

Pequeñas experiancias de Filosofía entre amigos.

Mi reto ha sido permanecer en silencio en grupo. Aunque a muchos les parezca complicado, a mí me resulta fácil, ya que no soy de esas personas muy charlatanas. Suelo observar a las personas cuando voy por la calle, me gusta ver cómo caminan, sus caras para intentar saber qué es lo que piensan. Simplemente, observo sus reacciones. Básicamente de eso se trataba la prueba, dependiendo sólo de un matiz, esta vez, como ya he dicho, es en grupo. Probé en dos ocasiones.
 
La primera vez fue en uno de mis entrenamientos. Al finalizarlo, cuando estamos estirando, siempre estamos muy activas. Ese día me aparté un poco para tener una buena visión de todas, incluso de las entrenadoras. Cuando realmente te fijas en los gestos, las caras, incluso el tono de voz con el que hablan, se aprecian muchos matices de cada persona. Aunque a mis compañeras de equipo las conozca perfectamente a todas porque nos hemos llevamos desde pequeñas juntas, siempre hay alguna característica que se suele escapar y no te das cuenta. Este año han venido tres nuevas al equipo, me fijé bastantes en ellas, porque sus caras mientras nosotras hablábamos y nos hacíamos bromas eran increíbles. Parecía que estuvieran viendo algo maravilloso que les encantaría unirse, pero le dan algo de vergüenza. De vez en cuando yo las animaba para que hablasen, dos de ellas me miraban como diciendo 'Yo no estoy tan loca como vosotras, pero me encantaría estarlo', sus miradas lo decían todo. Mientras, las demás rebosaban de risas y bromas. Por pura casualidad, tuve la suerte de que ese día era el cumpleaños de una de las nuevas, y cuando empezaron a cantarle el famoso "Cumpleaños feliz", se puso como un tomate dejándose ver lo avergonzada que estaba y la incertidumbre de no saber qué hacer, pero a la vez era inmensa la felicidad que se le veía en los ojos. A todo esto, las entrenadoras, algo alejadas, nos miraban sonrientes y disfrutando con nosotras, porque la mirada que tenían era de plena niñez, como la nuestra.
 
La segunda vez experimenté con mi familia, en una comida. A cada integrante de la familia que llegaba, prácticamente se le hacía una fiesta, parecía que no nos veíamos desde hace semanas, pero hacía dos o tres días que no nos veíamos. Esa alegría es lo primero que notas en mi familia, luego cuando te vas fijando en cada uno de ellos, es totalmente diferente. Hace poco mi prima dio a luz y tuvo una niña, a mi sobrino cada vez que se la nombra le tiene un cierto recelo, aunque luego cuando la ve se le pasa todo, se le pone esa carita de tonto y quiere cogerla en brazos. Vamos a sentarnos. Siempre nos sentamos los primos juntos en una parte y los tíos en otra parte, pero luego acabamos todos mezclados. Cuando nos sentamos a comer es un show, porque cada uno habla de una cosa y al final nadie se escucha, sobre todo mis tías, cuando hablan entre ellas creo que hacen un concurso a ver quien grita más alto al hablar. Sus caras son increíbles, porque a veces piensan algo pero no lo dicen por cierto respeto, pero yo siempre las pillo cuando hacen algo de eso. En esa comida fue muy descarado. Hubo un momento que me fijé en dos de mis tías, estaban hablando entre ellas, bueno sólo hablaba una, la otra hacía como la que escuchaba, su cara y su mirada lo decían todo 'Para de hablar, no me estoy enterando de nada de lo que me estás contando', fue muy gracioso porque le susurré al oído que no se estaba enterando de nada, y ella se rió, evidentemente mi otra tía se quedó muy extrañada pero siguió. Me trasladé de conversación, fui a la de mis primos y mis tíos. Siempre enseñándose video de risa, guarros, de coches... no sé de dónde sacan tantos videos para las veces que nos vemos. Sus caras eran de niños pequeños cuando ven algo nuevo, algo que les fascina. Hubo una vez en la que mi tío contó un chiste, al terminar todos se reían, pero uno de mis primos se reía raro. Al contar otro chiste, me fijé en él. Cuando se reía lo hacía sin ganas, hasta que me di cuenta que no pillaba ni uno de los chistes, pero se reía por miedo a quedar como un tonto delante de todos. Su mirada era tan pequeña que ya se deducía la vergüenza que pasaría. Entonces pregunté por el chiste e hice que me explicasen, así podría ver el cambio de actitud de mi primo. Efectivamente, su mirada cambió al saber que no era el único que lo entendía, aunque yo sí que lo entendía. Ya no estaba tan ensimismado y empezó a disfrutar un poco más, sin miedo.
 
¿Realmente esto sirve de algo para nuestras vidas?
Creo que sí, nos hace reconocer las sensaciones de cada persona en cada situación, los cambios de actitud en sí mismos con una simple mirada. Siempre me ha gustado observar a las personas, después de hacer esta prueba me gusta mucho más, creo que sé aún más sobre ellas y sus cambios. Esto también nos ayuda a saber camuflar sentimientos que quizás no queremos transmitir a algunas personas, a controlarnos un poco más. Personalmente me ha ayudado mucho a saber cómo hacerlo y cómo deducir, poco a poco, la situación de cada persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario